Quienes vivimos es este país diverso, incluyente y abigarrado, necesitamos un argumento así de irrebatible y definitivo como la clasificación del Team USA a los cuartos para conjurar el reduccionismo elitesco de Coulter y su exclusivo club VIP de ultraconservadores racistas.
Coulter y su club "members only" dicen que el fútbol, ese lenguaje único que compartimos hispanos y estadounidenses, es una señal de "decadencia moral".
Esta singular autonombrada vocera del American Heritage agrega que nadie cuyo busabuelo haya nacido en EEUU mira fútbol y pone como condición de asimilación de los migrantes a la cultura americana "olvidar" lo antes posible nuestro "fetichismo" con el soccer.
Siendo el fútbol soccer un deporte inglés, presumo que es más genealógicamente propio del bisabuelo de Coulter y la minoría angloamericana, que del mundo de migrantes hispanos.
Al final, su ensañamiento sin argumento científico con el fútbol hiede más a su patológico odio a los migrantes hispanos y su desprecio a la equidad de género, que a verdadera convicción en la inutilidad del balompié.
¿Habrá olvidado Miss Coulter que su busabuelo fue tan descendiente de inmigrantes como cualquiera de nosotros? ¿Qué la minoría euro caucásica norteamericana es producto de oleadas migratorias que empezaron con la llegada del Mayflower a territorio Algonquino? ¿Desconocerá que si existe un deporte realmente nativo americano ese debe ser el Lacrosse? Jugué y amé basquetbol desde que tengo memoria; tuve la fortuna de integrar un par de selecciones y de asistir a un par de torneos nacionales; y nunca nadie me conminó a jugar un deporte "más hispano" como requisito de nacionalidad.
El Team USA es la síntesis de la integración cultural del hispano a América y de America a la cultura hispana, un proceso de sincretismo en equilibrio que ha avanzado a pesar de ese puñado de gente ignorante pero poderosa como Coulter que ha tratado de obstruir.
Pienso es esto mientras los avances de Dempsey en terreno belga se incrementan. Estos muchachos afroamericanos, hispanoamericanos y angloamericanos que juegan sin prejuicio ni complejo bajo el estandarte de EEUU no saben la trascendencia histórica y social que tendría su clasificación a los cuartos para reafirmar la identidad inmigrante de los EEUU y liquidar el embuste de que el fútbol y la diversidad cultural son inquilinos no gratos en este país.
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