sábado, 16 de enero de 2010

Meditaciones sobre la (in)justicia en Bolivia


¿Hay justicia en un país dónde el Presidente de la República dictamina culpa y sentencia a los acusados, antes que la justicia se pronuncie?
¿Es creíble decir que hay condiciones para un juicio justo cuando el gobierno advierte que te van a "cazar en cualquier momento", o que te van a "capturar aunque sea en el infierno"?
¿Hay independencia de poderes cuando las entidades autónomas, autárquicas y los otros poderes del Estado están intervenidos por el Poder Ejecutivo?
¿A dónde corresponde recurrir cuando se te alienan tus derechos, pero el poder político ha desactivado toda instancia de amparo o apelación dentro el sistema nacional de justicia?
¿Es justo que se te recluya y se te imponga un juicio fuera de la jurisdicción y la competencia que pre-establece la Ley?
¿Por qué Manfred y Leopoldo son sometidos a jueces y fiscales en la vía ordinaria mientras que sus pares y contemporáneos Mario Cossío, Pepelucho Paredes y Ernesto Suárez (acusados del mismo tipo penal) reciben el beneficio de Caso de Corte?
¿Se puede pensar en un Ministerio Público independiente cuando el gobierno anuncia que nombrará a fiscales de distrito por decreto?
¿Es posible hallar justicia hoy en Bolivia?

En un estado históricamente híper presidencialista, las universidades públicas, las prefecturas, las municipalidades, fueron reductos naturales de la democracia.
La autocracia sometió esos reductos, pero otros surgieron. La consistencia ideológica, el confinamiento, el exilio, son nuestros nuevos reductos. Desde ahí resistimos, urdimos, aguardamos, la hora de dar de nuevo batalla, el tiempo de recuperar la democracia.

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