jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Qué hacer? El dilema de la clase media y el Tipnis

Un viejo camarada de la prensa escrita en Bolivia me reprochó hace poco mi absoluto "silencio crítico" sobre la marcha por la defensa del Tipnis y yo excusé mi silencio arguyendo que resultaba igual de indecoroso pronunciarse a favor o en contra de la más importante movilización social contra el gobierno del MAS desde la seguridad del exilio que desde la impunidad del poder político.
Pero si la perorata de los ausentes y los gobernantes suena a demagogia y poco inspira a nadie a decidir nada- le respondí -,  el silencio cómplice o el inocuo "apoyo moral" de las clases medias urbanas; sus marchas de pocas cuadras y su indignación mediática lo son más.
Para plantear con alguna autoridad moral a la clase media qué hacer o cómo resolver el dilema del Tipnis - le dije - habría que estar en cancha, así que yo guardaré prudente silencio. Pero lo que no tiene perdón de la historia - agregué - es estar en la cancha y guardar silencio o "apoyar" de manera simbólica desde la seguridad de las ciudades a una columna de bravos que avanza solitaria en medio de las líneas enemigas.
La marcha del Tipnis está clivando la historia nacional nuevamente. Después de esta marcha, sea cual fuere su desenlace, el país se habrá dividido en dos nuevamente: Los del lado del MAS y los del lado del pueblo.
Le sugerí a mi amigo que tomara una grabadora y un morral y empezara a hacer periodismo interpretativo, a twittear desde la marcha en lugar de postear en FB desde los cibercafés del centro histórico, y le sugerí hacerlo antes que los parásitos políticos de siempre se "plegaran" de manera oportunista a la marcha indígena y la transformaran en el fuelle de nuevas candidaturas políticas a ser vendidas como los "nuevos liderazgos" de la izquierda.
"Si el troskismo magisteril se une a la movilización antes que tú y el resto de la clase media - concluí - tu adhesión valdrá la mitad que un día antes y será igual de simbólica que haber marchado alrededor de la plaza 14 de septiembre.
Pero si don Juan Del Granado y el MSM se integran antes a la marcha - sentencié -, como es previsible que buscarán hacer en algún punto geográfico conveniente y un momento apropiado, entonces tu, los indígenas y la clase media habrán perdido el tren de la historia y lo que pudo ser el crisol de una nueva alianza urbano-indígena, la recomposición del bloque nacional-popular único, terminará convertida en burda plataforma de lanzamiento de una candidatura presidencial del MSM que no termina de convencer de ser una genuina opción al MAS y que hiede a leguas a un "relevo pactado" que consolidará las reformas jurídicas que sostienen al narcoestado y que cubrirá la retirada en impunidad de los carniceros de Plaza de las Banderas, La Calancha y Porvenir.
Sostengo que no me siento en autoridad de decirle a la clase media qué hacer sobre el Tipnis, pero no me abstendré de decir qué pienso que sucederá de no asumir pronto una posición clara en este conflicto.

En un estado históricamente híper presidencialista, las universidades públicas, las prefecturas, las municipalidades, fueron reductos naturales de la democracia.
La autocracia sometió esos reductos, pero otros surgieron. La consistencia ideológica, el confinamiento, el exilio, son nuestros nuevos reductos. Desde ahí resistimos, urdimos, aguardamos, la hora de dar de nuevo batalla, el tiempo de recuperar la democracia.

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