sábado, 5 de julio de 2014

El mundial del hambre de gloria

No será este el mundial de Neymar Jr. y James Rodríguez. El recrudecimiento del juego duro y la desclasificación temprana le arrebataron su talento y su juventud a unas finales que serán de los afanosos y los hambrientos de gloria, no de los del jogo bonito.
Estas serán las finales de los Robben, los David Luiz y los Di Maria, de empeñosos obreros casi sin cartelera, de los que llegan casi anónimos a poner en la cancha, además de todo su talento y su físico, lo que se necesite para avanzar.
Por eso no convalido el boicot mediático a la clasificación de Holanda, arrancada por Robben a la historia, que no a México, con todo lo que hubo que hacer. Con talento, con sudor, con picardía y -por que no - con algo de malicia futbolística.
Fue malicia, pero no la pretendida mala fe que perseguia su sancion a posteriori del partido, contrasentido similar a la drastica sancion del uruguayo Suarez y la permisiva tolerancia con el brutal ataque a Neymar.
No fue estética pero fue definitivamente futbolística, tanto como "la mano de Dios", y al fin y al cabo menos insípida que esa otra Holanda sin hambre de gloria que venimos viendo desde Italia 90. La Holanda de Gullit y Van Basten, y después la de De Bóer y Seedorf, aquella con todo lo técnico y táctico para ser campeón, pero sin la pasión para campeonar!
Esa es la marca de este mundial: la resolución de hacer todo lo futbolístico, y algo más; de arrancarle al destino la gloria que nos es negada así sea a aventones o a dentelladas.
Al fin y al cabo el fútbol es una pasión que cada quien expresa con la intensidad que la vive, siempre preparado a pagar el precio con aún con la más dura sanción o desclasificación.
No, este no será el mundial el fútbol-magia. Neymar y James tendrán que esperar, pero la gloria los hallará, quizá en cuatro años, un poco más curtidos y quizá con unas 10 libras demás.
Siempre hay un decepcionante España 82 antes de todo glorioso México 86. Sino pregúntenle al mejor 10 argentino de todos los tiempos.
No, la gloria futbolística nunca llega temprano ni tarde, sino cuando es el momento.

En un estado históricamente híper presidencialista, las universidades públicas, las prefecturas, las municipalidades, fueron reductos naturales de la democracia.
La autocracia sometió esos reductos, pero otros surgieron. La consistencia ideológica, el confinamiento, el exilio, son nuestros nuevos reductos. Desde ahí resistimos, urdimos, aguardamos, la hora de dar de nuevo batalla, el tiempo de recuperar la democracia.

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